Vivimos en un mundo donde la rutina mecánica del trabajo es un peso atado a nuestros pies, donde el reloj dicta los pasos a seguir a lo largo del día...
a ratos siento que me ahogo, pero a pesar de todo ahí hay que estar, "ponerle el hombro" como bien dice mi madre.
A veces no queda otra que apretar los dientes y seguir.
Ya vendrán tiempos mejores...
Si.