Morfeo

Recuerdo que cada navidad era un verdadero calvario, una batalla que libraba anualmente en contra de aquel enemigo que siempre terminaba derrotándome, pese a todos mis esfuerzos por mantenerme en pie como mis hermanos mayores, que eran más preparados y fuertes, más astutos y estrategas en la batalla; era obvio, llevaban mas años que yo en el campo, y por ende más experiencia, la que los convertía en generales y capitanes ante un aficionado como yo: un simple soldado que arriesgaba todo por alcanzar la victoria, pero que sin embargo caía en el primer encuentro con las fuerzas enemigas.
Siempre era el último en abrir los regalos, en la mañana del 25

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